Esperit de la missatgeria

«Había comenzado el período de Siva el Restaurador. La restauración de todo lo que hemos perdido», Philip K. Dick, Valis.

viernes, 6 de mayo de 2011

Lágrimas en la cinemateca (6), Hitchcock y Tippi Hedren

Escena 6
Los pájaros o Marnie la ladrona, de Alfred Hitchcock.

Interior. Hora indeterminada aunque nocturna. Pese a las lámparas, buena parte de la habitación queda a oscuras. Se oye el rumor de pájaros piando, inquietos.

¿Quién está haciendo sufrir al personaje femenino? ¿Cómo ha conseguido que alcance tal grado de pánico y de desolación una elegante y deportiva mujer norteamericana de mentalidad liberal pero educación religiosa, independiente y triunfadora en la alta sociedad estadounidense?
Como protagonista la rubia Tippi Hedren, belleza de una perfección gélida, rasgos aniñados pero cuerpo femenino. En Los pájaros, Melanie actúa como una joven adinerada, sin preocupaciones, capaz de correrse juergas en la moderna y joven América o en la vieja Europa, que obtiene sus recursos gracias a la fortuna familiar. Por su parte, en su siguiente papel, Marnie la ladrona, interpreta a una eficiente trabajadora, enigmática y fascinante en su carácter elusivo, hábil amazona que doma caballos pero evita el contacto masculino, amén de cleptómana a la menor ocasión.
Pues bien, en estas dos películas que escenifican procesos psicológicos, en la segunda un proceso enfermizo, tal vez también en Los pájaros aunque expresado de manera metafórica, el bello rostro de Tippi Hedren pasa de la suficiencia insolente de la afortunada y poderosa al estupor de quien descubre su fragilidad, con dos tramas que revelan el sufrimiento interno oculto en su éxito social. ¿Podría un retrato fijo mostrar una gama de sentimientos tan amplia? Las lágrimas surgen con mayor virulencia por el desmoronamiento de las defensas, índice del proceso de revelación que va a producirse. La trama narrativa hermana al cine de la literatura y lo separa de las otras artes visuales, creando una profundidad de drama en progresión en la descripción del personaje.


Algunos cineastas están interesados en que los personajes exterioricen unos sentimientos bienintencionados incluso en las peores circunstancias. Hitchcock nunca se incluyó entre ellos. Prefirió administrar a los cuerpos de sus actrices unas torturas diferidas mediante los dispositivos del arte. La pulsión sádica se concreta en el fotograma. Tippi Hedren nunca más hermosa que al inicio de Marnie, nunca más desmejorada que al final del metraje. ¿Qué sucedió entre bastidores, cuando las cámaras estaban apagadas? En ambas películas sus personajes padecen un proceso de maltrato, en Los pájaros sin sentido lógico aristotélico –sí psicológico, dado el simbolismo de la película–, en la otra un desvelamiento de la verdad que rompe las corazas para liberar de su pasado a la ludópata Marnie. En ambos casos Melanie y Marnie sufren, chillan y lloran.
Para el director, la actriz ha de derramar las lágrimas, sobre todo si el trasfondo psicológico deja entrever conflictos sexuales subterráneos.
¿Quién tortura así a la belleza rubia? Ni pájaros, ni recuerdos desazonadores, ni maridos asombrados.
Una silueta oronda se dibuja en la pantalla. ¿Puede ser Pigmalión un sádico?

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