Esperit de la missatgeria

«Había comenzado el período de Siva el Restaurador. La restauración de todo lo que hemos perdido», Philip K. Dick, Valis.

martes, 16 de abril de 2013

La Venus de las pieles (Velvet Underground 5/6)


Una de las canciones que mejor explican las complejidades de su propuesta, así como su condición de altavoz de prácticas minoritarias u ocultas proyectadas a la esfera del discurso público, es «Venus in furs», primera canción (creemos) en exponer una letra basada explícitamente en el sadomasoquismo, temática inédita en la cultura del rock y que evidencia la rareza y atrevimiento de la banda. La canción se titula como el clásico precursor del masoquismo, La Venus de las pieles, escrito por Leopold Sacher-Masoch, libro publicado en el 1870. Este autor con el mencionado relato dio nombre a un tipo de práctica sexual, por otra parte de ancestral tradición –la leyenda medieval de que la hetaira Filis cabalgaba a Aristóteles, representada en muchos ejemplos pictóricos–, tipo de sexualidad en la que el goce se obtiene mediante la recepción de castigos físicos o morales o la sumisión hacia otra persona.
El goce (¿lacaniano?) que deja traslucir el tema, cantado enfáticamente por Lou Reed, puede incluirse perfectamente en una idea del arte en el tiempo de la cultura de masas que tanto denostaban Adorno y otros pensadores modernistas, con su concepción del arte elevado, digno de los artistas de genio, en contraste con el arte perverso del populacho-masa. «La negatividad de la estética de Adorno se fundaba en la conciencia de las depravaciones mentales y sensuales de la cultura de masas moderna y su implacable hostilidad hacia la sociedad que necesita de esas depravaciones para reproducirse a sí misma.» (Huyssen, Después de la gran división. Modernismo, cultura de masas, posmodernismo). Probablemente «Venus in furs», declamada entre cínica y sarcásticamente por Reed, merecería la reprobación del severo filósofo de la Escuela de Frankfort.
La primera versión la grabaron en un simple casete como demo, una versión muy diferente a la definitiva, con guitarra acústica, sin batería y cantada por John Cale. 

En cuanto a la versión definitiva, el singular sonido de la viola, obtenido por el talento de Cale, le otorga un aire medieval que aporta un toque legendario a la historia, como si perteneciera a una saga o una leyenda popular. Al grabarla para el primer disco, lo único que les pidió Warhol fue: «Do the song with the dirty words [Venus in furs]. Don’t change the words just because it’s a record». (Jovanovic, The Velvet Underground peeled).
Si la letra y la declamación de Reed ya eran denotativas de la temática sadomasoquista, su exposición en público lo señalaba sin recato, al menos durante el tiempo en que colaboraron con Andy Warhol. Cuando la tocaban en directo, como parte del Exploding Plastic Inevitable, el espectáculo audiovisual preparado en la Factory warholiana, Gerard Malanga bailaba vestido de cuero y soltando latigazos, mientras otras personas de la Factory representaban el papel del esclavo Severin o del Príncipe Negro de Rusia, una performance que combinaba la provocación erótica con la experimentación artística, combinación muy del agrado de Warhol.
La recepción del tema mereció en primera instancia la incomprensión general que suscitó la banda. El tema «demonstrated why The Velvet Underground really were very different, both musically and lyrically» (Jovanovic, The Velvet Underground peeled), y eso generalmente augura un consiguiente rechazo. Además, las dos tendencias mayoritarias en aquellos momentos en los Estados Unidos, tanto el poso tradicionalista conservador como los seguidores del flower-power no podían más que oponerse: «The flowers of evil are in bloom. Someone has to stamp them out before they spread», escribieron respecto a ellos, insertándolos además en la nueva corriente contracultural (flowers) pero como una versión maldita baudelaireiana (of evil).



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